La Historia es apasionante, todos lo sabemos. Día a día estudiamos diferentes temas que nos permiten comprender el pasado y el presente, acercarnos a pueblos y civilizaciones, a diferentes aspectos de cada una de ellas, como la sociedad, la política, la economía. Sin embargo, la mayor parte de las veces lo hacemos a través de estudios y análisis enjundiosos que nos facilitan los historiadores, que nos ofrecen ya la interpretación de un hecho histórico determinado. A veces ni reparamos en lo auténticamente esencia, que son las fuentes, la materia prima de la que se obtiene el conocimiento histórico. Obviamente no es una cuestión fácil de conocer ni tratar, pues son muchas y diversas, cada una con su complejidad y posibilidad de ofrecer diferentes datos. Pero en todo caso es preciso conocer algunas y reflexionar sobre ellas, pues nos permitirán comprender que el auténtico goce de la Historia se encuentra en descubrir fuentes -para hacer la Historia- y ser capaces de analizarlas y comprenderlas, para que seamos nosotros conscientes de que la Historia se construye día a día: de lo más relevante y de lo menos importante, pero a fin de cuentas todo es Historia. Existen multitud de clasificaciones, y aquí pongo una para que se conozcan los aspectos esenciales.
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